miércoles, 25 de abril de 2012

Calfucurà




Juan Calfucurá o Callvucurá (del mapudungun Kallfükura, kallfü, "azul" y kura "piedra", "piedra azul"). Nacido en Llaima (Araucanía), aunque no hay acuerdo en la fecha. Murió el 4 de junio de 1873, Salinas Grandes. Fue un cacique o lonco mapuche - nguluch e del siglo XIX.
Según la principal tradición, nació al oeste de los Andes en Llaima en el Ngulu Mapu, pero otra versión sitúa su nacimiento en Cólico (cerca de Pitrufquén) en el actual territorio chileno. Calfucurá y su gente eran huiliches aunque esta distinción entre huiliches y araucanos o mapuches carecía de importancia para aquella época, ya que hacía siglos que los huiliches habían sido asimilados por sus vecinos mapuches, se encontraban totalmente «araucanizados».
Cruzó a las pampas hacia 1830 acatando el llamamiento del gobernador de Buenos Aires Juan Manuel de Rosas como parte de las fuerzas mapuches reunidas por Martín Toriano para ayudarlo a combatir en su lucha contra los ranqueles, pero Calfucurá no ataca a los ranqueles sino que masacra a otro grupo de indios chilenos recién llegados: los boroanos (también llamados vorogas o borogas), aliados de los realistas hermanos Pincheira. Rosas le otorgó el rango de coronel del ejército de la Confederación Argentina y entró en alianza con él, firmando un pacto por el que debía recibir anualmente 1.500 yeguas, 500 vacas, bebidas, ropas, yerba, azúcar y tabaco. Estas mercancías eran redistribuidas por él entre sus aliados, particularmente entre los caciques arribanos al oeste de la cordillera, que cubrían sus espaldas de un posible ataque de rivales.
En 1832 Calfucurá y su hermano mayor Antonio Namuncurá (no confundir con Manuel Namuncurá, hijo de Calfucurá) eran capitanejos del cacique Toriano cuando éste fue vencido y fusilado en Tandil luego de ser derrotado por los borogas. Estos provenían de la costa del océano Pacífico en la Araucanía y se habían asentado en la zona de Guaminí y Carhué llamados por estancieros para custodiar la frontera desde 1820, fueron aliados de José Miguel Carrera y allí recibieron la protección de Rosas a condición de que mantuvieran a raya a los caciques mamülches-ranqueles (rankulches). Entre sus jefes estaban Rondeau, Melín e Ignacio Coliqueo.
Posteriormente los borogas entraron en alianza con el jefe de los rankülches, Yanquetruz, por lo que Rosas alentó a Calfucurá para enfrentarlos. Esto de acuerdo a lo dicho por Calfucurá en una carta del 27 de abril de 1861:
También le diré que yo no estoy en estas tierras por mi gusto, ni tampoco soy de aquí, sino que fui llamado por don Juan Manuel, porque estaba en Chile y soy chileno; y ahora hace como 30 años que estoy en estas tierras.
Calfucurá junto a 200 guerreros se presento ante los caciques borogas en señal de paz pero los masacró en una reunión comercial en Masallé el 9 de septiembre de 1834, muriendo mil borogas, entre ellos Rondeau, Melin, Alun y Callvuquirque, aunque logró escapar Coliqueo. Después de matar a los caciques borogas perdonó a los guerreros indios y notificó a los demás caciques de la región que por la voluntad del dios Guenechén él se había erigido en Jefe Supremo del gobierno de las Salinas Grandes (o cacique general de las Pampas). Enviando a su hermano Antonio Namuncurá a entrevistarse con Rosas en Buenos Aires. Esta matanza que logró a traición, ha ensombrecido la memoria de Calfucurá. El evento demuestra que, entre los pueblos habitantes de la Pampa y Patagonia, no había unidad sino un estado de paz armada entre las tribus, que se quebraba al menor indicio de desconfianza. La venganza llevada a cabo por Calfucurá contra los borogas, provocó la Campaña de Rosas al Desierto. Calfucurá formó a partir de 1835 una confederación con base en Chillué o Chilihué ("Nueva Chile" de acuerdo a Estanislao Zeballos, traducción puesta en duda por Magrassi ) en las Salinas Grandes.
En 1837 derrotó y mató al cacique mapuche boroga procedente de la Araucanía, Railef junto a 500 de sus guerreros en el lugar llamado Quentuco sobre el río Colorado, después de que éste había realizado un malón con 2.000 indígenas sobre Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe y regresaba a la Araucanía con 100.000 cabezas de ganado. Dominó un extenso territorio con la mayor parte de la Provincia de Buenos Aires y las de Neuquén, Río Negro, La Pampa, San Luis y el sur de Mendoza, recibiendo el apodo de Emperador de las Pampas. Por su control de las Salinas Grandes del Sur, tenía en su poder tanto un punto estratégico de las "rastrilladas" (rutas comerciales mapuches en las pampas) como el dominio de la sal, sustancia fundamental en esa época para la conservación de la carne.
Durante los años 1840 Calfucurá consiguió el dominio sobre las Pampas, pacto la paz con el gobierno de Rosas en Buenos Aires, se alió con los ranqueles de Painé y con los manzaneros de Valentín Sayhueque, quien hizo la paz con Casimiro Biguá, cacique principal de los tehuelches, lo que dio a Calfucurá el dominio sobre el norte de la Patagonia también. También estableció una alianza con los wenteches (arribanos) de la Araucanía (cacique Quilapán) y por medio de estos con los pehuenches de Purrán, quienes controlaban los pasos cordilleranos. Estas alianzas les permitieron enfrentar por muchos años y con bastante éxito a los ejércitos chileno y argentino y a sus rivales indígenas, nagches o abajinos de Colipí y Coñoepán en la Araucanía y Catriel y Coliqueo en la Pampa.
Asistió con guerreros a Rosas en la Batalla de Caseros el 3 de febrero de 1852, que culminó con la caída de Rosas y el ascenso del triunfante gobernador de Entre Ríos Justo José de Urquiza. Al día siguiente atacó Bahía Blanca con 5.000 guerreros. Hizo la guerra al gobierno establecido en la Argentina intermitemente a partir de la caída de Rosas.
Para congraciarse con Urquiza, Calfucurá envió en 1854 a Paraná (capital de la Confederación Argentina) a su hijo Manuel Namuncurá, quien se convirtió al catolicismo. En busca de una alianza con Urquiza, arrasó con 5.000 guerreros la ciudad bonaerense de Azul el 13 de febrero de 1855, causando la muerte de 300 personas, llevándose 150 cautivas y 60.000 cabezas de ganado. Fue perseguido por Bartolomé Mitre, sobre el cual Calfucurá obtuvo la victoria en la Batalla de Sierra Chica (cerca de Olavarría), recibiendo desde entonces el mote de Napoleón del desierto. En septiembre de 1855 derrotó y mató al comandante Nicolás Otamendi junto a 125 de sus soldados en la estancia de San Antonio de Iraola y después saqueó el pueblo de Puntas de Arroyo Tapalqué. Mitre organizó el Ejército de Operaciones del Sur con 3.000 soldados y 12 piezas de artillería al mando del general Manuel Hornos. El 29 de octubre de 1855 Calfucurá derrotó a Hornos en San Jacinto, entre las sierras de San Jacinto y el arroyo Tapalqué, muriendo del lado gubernamental 18 oficiales y 250 soldados. Luego de esta victoria las fuerzas de Calfucurá atacaron los pueblos de Cabo Corrientes, Azul, Tandil, Cruz de Guerra, Junín, Melincué, Olavarría, Alvear, Bragado y Bahía Blanca.
En marzo de 1872 tras el ataque a las tolderías de los caciques tehuelches Manuel Grande, Gervasio Chipitruz y Calfuquir por el coronel Francisco de Elías, comandante de la frontera sur con el que había firmado un acuerdo de paz en 1870, entró en 25 de mayo y se llevó a todos los indígenas que se habían rendido al gobierno, por lo que el presidente Domingo Faustino Sarmiento ordenó atacarlo. Calfucurá declaró formalmente la guerra a Sarmiento y saqueó la ciudades de 25 de mayo, Alvear y 9 de julio con 8.000 lanzas, resultando 300 civiles muertos, 500 cautivos y 200.000 cabezas de ganado robadas, pero el 11 de marzo de 1872 fue derrotado en la Batalla de San Carlos de Bolívar, actualmente en el partido bonaerense de Bolívar, por el general Rivas y los guerreros de Catriel.
Calfucurá murió el 4 de junio de 1873, siendo sucedido por su hijo Manuel Namuncurá. En 1879 durante la Conquista del Desierto, su tumba fue profanada por soldados del teniente Levalle, en venganza por los muertos en manos del cacique. Son muchas las vidas de pobladores rurales que murieron asesinados por lanceros de Calfucura en sus reiterados ataques a las poblaciones gauchas de la pampa argentina y no pocos de los que padecieron estos ataques, enrolaron en el ejército buscando represalia. Sus restos fueron más tarde transportados al Museo de Ciencias Naturales de La Plata a fines del siglo XIX, en donde permanecen aún. Hay varios pedidos en conflicto para que sean devueltos a sus descendientes.
En torno a la figura de Calfucurá se han tejido numerosas leyendas, incluso mientras estaba con vida. Se decía, por ejemplo, que tenía dos corazones o que tenía a su servicio a un witranallwe (jinete fantasmal) que le ayudaba en las batallas. Según creían sus seguidores cuando Calfucurá era niño recibió una pequeña piedra cherüwfe (meteorito) de color azul de manos de un Huecuvu (espíritu maligno), convirtiéndolo en invencible.

martes, 24 de abril de 2012

Cacique Painè

Había nacido en Huada, laguna situada cerca de Leuvucó. Gobernó desde 1835 a 1847. Según Zeballos, Painé era un excelente representante del tipo físico araucano. Además fue el fundador de la Dinastía de los Zorros en la pampas. Era más alto que el común de los indígenas, “ ... robusto, imponente, cara ancha, grande y aplastada”, de fuerte vozarrón. Su mirada era penetrante evidenciando al conocedor de hombres o sea al dirigente nato.

El primer acto de su gobierno fue reunir, a fines de 1838, en Leuvucó, un parlamento indígena. Tenía por finalidad el confirmar en su autoridad a Painé y decidir sobre el cacique Yanguelén que había desertado de los toldos ranqueles por diferencias con Yanquetruz y se había colocado al amparo del gobierno de Buenos Aires. Luego que el parlamento confirmó los planes de Painé, se organizó la expedición que luego de algunas escaramuzas, cayó sobre los toldos de Yanguelén, y éste fue tomado prisionero. Fue juzgado “... por la asamblea de sus iguales, en honor de su jerarquía y para salvar responsabilidades ulteriores ante los parientes y amigos del reo, que suelen ser muchos, públicos y solapados en la corte misma”. El veredicto de esta asamblea fue que se lo ajusticiara por traidor.

En Leuvucó, Painé Guor( zorro celeste) ocupaba con su toldo y cinco más que albergaban a sus mujeres y personal de servicio, la orilla de la laguna que era más profunda y el agua más clara. Respetaba profundamente a Baigorrita, un Unitario refugiado en su tribu y que se había convertido en cacique por méritos propios ya que había enseñado a los ranqueles a cultivar la tierra y los había perfeccionado en el arte militar. Por simpatizar con los unitarios, o por el hecho de retener Rosas a su hijo mayor, Painé odiaba a Don Juan Manuel por lo que en sus toldos se albergaban muchos que huían del señor de Palermo.

Las noticias que se dan sobre Painé expresan que no era cruel y sanguinario. Sus órdenes no se discutían ni en la guerra ni en la paz. Mandaba aproximadamente 1000 lanzas de pelea y con él el ulmanato de Leuvucó llegó a su máximo poderío.

En varias oportunidades Rosas le propuso cambiar a Baigorrita por su hijo (Mariano Rosas) pero Painé, fiel a la promesa hecha al unitario nunca lo entregó aunque, según las noticias dadas por algunos cautivos, no se llevaban muy de acuerdo ambos hombres.




Painé tampoco tenia confianza en Calfucurá, dado que el cacique de Salinas pretendió en varias oportunidades enseñorearse del ulmanato ranquel cosa que no había podido realizar en vida de Yanquetruz. Para reforzar el statu quo existente, Painé logró casar al hijo de uno de sus caciques con una sobrina de Calfucurá. No obstante esta alianza reforzó militarmente la frontera entre ambos cacicazgos.

Al morir Painé de un ataque al corazón, le sucedió en el mando su hijo Calvaiú. Este ordenó la ceremonia fúnebre que es única, al menos de acuerdo con las noticias que se tienen, en el mundo ranquel. Se sabe que los ranqueles realizaban sacrificios de animales a la muerte de un personaje importante, se tienen noticias de la inmolación de los médicos que atendían a los enfermos o de la esposa favorita, pero no de una hecatombe como la realizada durante las exequias de Painé.

Rex Gonzáles comenta que se trató de hacer algo así como una casería de brujas entre los toldos ranqueles pues ellas se habían ensañado con el cacique de mas nombradía.

Además en esta ceremonia no solo se mato a supuestas brujas sino a la esposa mas joven y favorita del cacique. En total, y según las noticias que da Avendaño se cree que se mataron treinta y dos mujeres. Estas mujeres fueron sacrificadas de a ocho por ves en las cuatro paradas o estaciones que se hicieron desde el toldo del cacique hasta el lugar de su entierro a unas seis cuadras del mismo. El último grupo fue sacrificado al borde de la fosa abierta para recibir el cuerpo de Painé.

Se sabe que entre las creencias ranqueles el número 4 tenia una significación especial y cualquiera de sus múltiplos era sagrado. En su cosmología 4 eran los cielos y 4 las tierras por lo que el número era considerado mágico y ritual.

También fueron importantes las ofrendas que se ofrecieron al cacique recién fallecido. Espuelas de plata al igual que los estribos de su caballo favorito. Su montura, sus mejores ropas, caballos de pelea y gran número de ovejas. El cadáver de su esposa fue colocado en la misma fosa y al lado izquierdo del cacique.

viernes, 20 de abril de 2012

Mariano Rosas


Paghitruz Güor, "zorro cazador de leones" nació hacia 1825 a orillas de la
laguna Leuvucó, (30 kilómetros de Victorica, nordeste de La Pampa). Fue el
segundo hijo del cacique Painé y de una cautiva.Los niños aprendían
temprano a prepararse para la guerra contra los huincas y el cuidado del ganado.
Cuando los adultos salían de cacería o a maloquear, los chicos se quedaban
cuidando las caballadas de reserva, a veces muy lejos de la toldería.
Así fue como Paghitruz y otros chicos indígenas fueron tomados
prisioneros junto a la laguna de Langhelo, cerca de Melincué, mientras los
lanceros intentaban un malón hacia la frontera norte. La partida militar los
trasladó engrillados hasta Santos Lugares. Poco después los llevó en presencia
de Juan Manuel de Rosas. Al enterarse de que Paghitruz era hijo de un
cacique famoso, el Restaurador "le hizo bautizar, sirviéndole de padrino, le
puso Mariano en la pila, le dio su apellido y le mandó con los otros de peón a
su estancia del Pino", cuenta Mansilla, él mismo sobrino de Rosas.Entre
rebencazos gratuitos y muestras de afecto, allí aprendió a leer y escribir, y se
hizo diestro en las faenas rurales. "Nadie bolea, ni piala, ni sujeta un potro
del cabestro como él", diría el escritor. Pero en seis años no perdieron la
nostalgia por la toldería. Una noche de luna llena de 1840, los chicos ranqueles
montaron los mejores caballos y escaparon. Anduvieron perdidos, pero lograron
escabullirse de sus perseguidores y engañar a la Policía.Llevaba poco
tiempo de regreso en Leuvucó, cuando Mariano recibió un regio regalo de su
padrino. "Consistía en doscientas yeguas, cincuenta vacas y diez toros de un
pelo, dos tropillas de overos negros con madrinas oscuras, un apero completo con
muchas prendas de plata, algunas arrobas de yerba y azúcar, tabaco y papel, ropa
fina, un uniforme de coronel y muchas divisas coloradas", relata Mansilla.
Con el obsequio venía "una cartita meliflua" y la invitación a
visitarlo. Pero Mariano, tras consultar a las "agoreras", juró no dejar nunca su
tierra. Conservó hasta en las firmas su nombre cristiano, guardó eterna y
pública gratitud hacia su padrino, pero no abandonó su lengua ni su pago. Ni
siquiera cuando la viruela diezmó a su tribu y el Gobierno le ofreció
trasladarlos. En 1858 asumió la máxima conducción del cacicazgo
—pertenecía a la dinastía de los zorros, la más prestigiosa—, flanqueado por
otros dos grandes caciques: Baigorrita y Ramón el Platero. Fue un gran jefe en
la guerra contra el huinca, hospitalario con las familias unitarias prófugas de
los federales. Y también en los largos períodos de paz que consiguió pactar, en
los que fomentó la agricultura y la ganadería. Mariano Rosas murió de
enfermedad el 18 de agosto de 1877. Las honras fúnebres de su pueblo fueron tan
magníficas, que quedaron consignadas en el periódico La Mañana del Sur, de
Buenos Aires. Un año después, el Gobierno lanzaría la Campaña al
Desierto. Traicionados, los lanceros serían pasados a degüello. Los
sobrevivientes, repartidos en estancias pampeanas o desparramados por Tucumán,
Martín García y hasta en las islas Malvinas. Las mujeres fueron destinadas al
servicio doméstico. Los chicos, como peones.En 1879, el coronel Eduardo
Racedo remató el aniquilamiento. Descubrió en Leuvucó la tumba de Mariano Rosas
y se alzó con sus huesos, con la idea de enviarlos a la Sociedad Antropológica
de Berlín. Terminó obsequiándolos a Estanislao Zeballos, un coleccionista de
cráneos que a fines del siglo XIX los donó al Museo de Ciencias Naturales de La
Plata. En 1893, la revista del museo analizaba el conjunto de 111
calaveras masculinas y femeninas. En el catálogo escrito por Lehmann Nitsche, la
de Mariano Rosas llevaba el número 292. El 241 correspondía al célebre cacique
araucano Calfucurá. Trofeo de guerra primero, patrimonio antropológico
después, el cráneo del zorro cazador de leones estuvo expuesto en el museo
durante un siglo. Hasta que, con el retorno de la democracia, los ranqueles
comenzaron a reagruparse y, apoyados por el gobierno pampeano, reclamaron los
restos de sus ancestros. Guardados en una urna, los de Mariano Rosas
permanecieron perdidos durante varios años. Fue necesaria una ley del
Congreso de la Nación para que algunos antropólogos renuentes cedieran las
"piezas". la Secretaría de Desarrollo Social —de la que depende el Instituto
Nacional de Asuntos Indígenas— devolverá los restos a los descendientes de
Mariano Rosas. Serán velados con todos los honores por las comunidades
ranqueles. Y descansarán para siempre junto a la laguna de Leuvucó, bajo un
mausoleo coronado por la escultura de un zorro.Muerte de Mariano
Rosas"Corría el mes de agosto de 1877 cuando la viruela
-presumiblemente- acabó con la vida del gran cacique ranquel. Tendría un
poco más de 50 años... " Los últimos años de Mariano han de haber sido
especialmente amargos. Cuando Mansilla baja a los ranqueles en 1870 nos lo
retrata en un momento medianamente apacible. Pero poco tiempo después la paz
pactada es destruida.En 1872, el general Arredondo combinado con Roca le dan
un malón sorpresivo, en tanto que lo habían estado engañando con promesas. En
carta al ministro Gainza. Arredondo había hecho expresos sus planes contra los
ranqueles: "Anteayer les mandé una comisión, compuesta de un pariente de
Mariano y otros indios, que le llevan al cacique propuestas de paz y compra de
cautivas, y también regalos de aguardiente, con el objeto de desvanecerles
cualquier sospecha que tenga. Espero sorprenderlos..." Efectivamente los
sorprendieron a fines de mayo, y hubo gran matanza en los toldos. Qué razón
tenía el cacique cuando dijo a Mansilla dos años antes: "Compadre, los
cristianos siempre que han, podido nos han muerto".Cuando luego vienen los
requerimientos de que se sometan de una vez por todas al gobierno nacional,
Mariano Rosas escribe al Padre Donati (de los franciscanos que acompañaron a
Mansilla en la excursión): "digo a usted que es imposible aceptar tales
proposiciones... Tengo en vista los sucesos anteriores. Siempre los tengo en mi
cabeza.. Yo trabajaré sin descanso a fin de conservar la paz, pero salir a los
cristianos me es imposible, porque todo hombre ama el suelo donde
nace".Merecería un análisis muy profundo el rol que jugaron los sacerdotes
de distintas órdenes en los años precedentes a la Conquista del Desierto. Los
franciscanos con los ranqueles, los lazaristas con Namucurá luego los
salesianos. Eran, ciertamente cómplices de la "gesta civilizadora" que pretendía
someter a los indios, pero el caso es que en ese tramo final fueron los únicos
reconocidos como interlocutores por los caciques, los únicos a quienes creían
que todavía podían recurrir.Mariano no participó en el Malón Grande de
Namuncurá en 1876 (aunque es probable que alguna de su gente haya tomado parte),
pero de nada le valdría su esfuerzo por hacer un buen papel. Cuando Alsina pone
en marcha su plan de ocupación progresiva y el sometimiento definitivo de los
indios. Roca truena por su parte que es necesario averiguar "qué provecho se
puede sacar de estas tribus, saber si son o no aptas para el trabajo, o si
tienen que sucumbir como los pieles rojas en América del Norte, a quienes tanto
se asemejan, ante las necesidades siempre crecientes de la Civilización". La
enfermedad, el destino, salvaron a Mariano de ser testigo del holocausto final.
Es posible que haya sido a causa de la epidemia de viruela, que desde 1874 había
empezado a hacer estrago en las tolderías ranqueles. Alhué mapu - país de
las ánimas- era el nombre que los mapuches daban al otro mundo, y ellos se lo
representaban como una borrachera sin. Hacia allá marchó un día frío de agosto
de 1877 el gran Zorro Cazador de Leones (Pangui-truz-gner).Una noticia de
sus exequias aparecida en e1 diario "La América del Sur" dice lo siguiente: " A
las 24 horas después de haber dejado de existir fue llevado a su última morada,
acompañándolo todas indios de Ramón, Cayomuta, de Epugner y de Bogorrita. Las
mujeres lloronas seguían angarillas en que iba conducido por cuatro mocetones.
Legado que hubo e! cortejo al sitio que debía ser sepultado el cadáver, varios
cautivos e indios procedieron a abrir un gran hoyo. Mientras unos hacían esta
operación otros degollaron tres de los mejores caballos del finado y una yegua
gorda. Después de haber concluido de abrir el hoyo se hicieron las ceremonias de
estilo. En la fosa se sepultaron los caballo, la yegua, varías prendas del
finado, etc. Para que pudiese emprender su largo viaje con felicidad. Encima de
todo se puso el cuerpo de Mariano y los capitanejos fueron los primeros que
echaron tierra sobre su cadever. En ese mismo lugar, las mujeres han pasado dos
días llorando y los hombrtes desechando penas, es decir, emborrachándose. He
aquí cómo cumple sus deberes los hijos de La Pampa." Su tumba fue profanada
en 1878 por la columna al mando de Racedo, su cráneo separado y entregado "como
objeto de estudio" al doctor Estanislao Zeballos. Junto con el de Calfucurá
sería depositado luego en el Museo de Ciencias Naturales de la Plata, con el
nombre garabateado sobre el hueso, hasta su reciente restitución. Ley
25.276 Publicada en el Boletín Oficial el 28 de agosto de 2000.
Dispone el traslado de los restos mortales del cacique Mariano
Rosas, depositados en el museo de Ciencias Naturales de La Plata, a Leuvucó,
Departamento de Loventuel, Provincia de La Pampa. Artículo 1º.- El Poder
Ejecutivo, a través del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas, procederá al
traslado de los restos mortales del cacique Mariano Rosas o Panquitruz Gner, que
actualmente se encuentran depositados en el Museo de Ciencias Naturales de La
Plata "Florentino Ameghino", restituyéndolos al pueblo Ranquel de la Provincia
de La Pampa. Artículo 2º.- A tal fin se trasladarán sus restos a
Leuvucó, Departamento de Loventuel, de la Provincia de La Pampa.
Artículo 3º.- La Subsecretaría de Cultura del Ministerio de Cultura y
Educación de la provincia de La Pampa, en consulta con las autoridades
constituidas de la comunidad ranquelina, fijará el lugar donde serán depositados
en sepultura. Artículo 4º.- Al momento de cumplirse con lo ordenado por
esta ley, se rendirá homenaje oficial al cacique y se declarará de interés
legislativo la ceremonia oficial que se realizará en reparación al pueblo
ranquel. Artículo 5º.- Comuníquese al Poder Ejecutivo Nacional.-
Nota: Quien fue Mariano Rosas: Hijo del gran Painé Guor, su nombre real
era Panghitruz - Guor (Zorro Cazador de Leones). De niño, secuestrado por un
enemigo de su padre pasa cinco largos años en una estancia de Rosas. De alli su
nombre "cristiano". Escapó una noche y volvió a sus toldos en Leuvucó, en la
actual provincia argentina de La Pampa. Murió en 1873 y lo sucedió su hermano
Epumer (Dos Zorros). Dice Carlos Martínez Sarasola en su libro "Nuestros
Paisanos los Indios que "al volver a su tierra.... no volvió a salir de ella....
condujo a la comunidad ranquel desde sus toldos, dejando en manos de sus
capitanejos las correrías por la frontera. Hasta su muerte, dirigió a sus
hombres con la preocupación de dar el ejemplo".
Proximamente: Paine

jueves, 19 de abril de 2012

Yanquetruz o llanquetruz





Yanquetruz (no confundir con José María Bulnes Yanquetruz), fue un lonco (cacique) mapuche nacido en la Araucanía que en 1828 se estableció entre los ranqueles del sur de Córdoba, Santa Fe, San Luis y La Pampa. Yanquetruz, "el fuerte", tomó el mando ranquel a la muerte del cacique Carripilún teniendo su campamento en Leuvucó.
En 1780 había sido derrotado por Amigorena y se refugió en Neuquén, luego se estableció entre los ríos Chadileuvú y Negro.
Junto con 2.000 indígenas el 3 de diciembre de 1820 a las órdenes del caudillo chileno José Miguel Carrera, a quien los indígenas consideraban como pichi rey, atacó el pueblo de Salto destruyendolo completamente, cautivando a las mujeres y asesinando a los hombres. Los pueblos de Rojas, Lobos y Chascomús también fueron asaltados.
El 14 de diciembre de 1830 los mapuches boroanos entraron en alianza con Yanquetruz firmando un acuerdo en Chiloé (actualmente Valle Argentino en la provincia de La Pampa) en el que participaron 26 caciques boroanos, 19 caciques ranqueles del bando de Yanquetruz y 9 caciques ranqueles del bando de Pablo, adhiriendo todos a la alianza de los boroanos con Juan Manuel de Rosas e iniciando operaciones contra los hermanos Pincheira en el sur de San Luis y de Mendoza.
El 19 de agosto de 1831 los caciques boroanos Canuiquir, Rondeau, Canuillán y Mellín junto con Yanquetruz sitiaron Río Cuarto y se llevaron el ganado de las estancias cercanas poniendo como pretexto que actuaban contra los unitarios de Córdoba, aunque esta provincia ya estaba en poder de los federales. Actuaron en forma pacífica y enviaron a Rosas a doce unitarios refugiados entre las filas de Yanquetruz (entre ellos el ex gobernador de San Luis, coronel Luis Videla y el teniente coronel Cuadra). Al parecer actuaron así guiados por versiones de una ruptura de su alianza con Rosas y un ataque general contra ellos. Las acciones de Río Cuarto terminaron rompiendo la alianza de Yanquetruz con los boroganos y con Rosas y en octubre de 1831 acogió a un grupo de unitarios encabezados por Manuel Baigorria.
Entre 1833 y 1834 Rosas llevó adelante una campaña contra los indígenas del la Pampa y norte de la Patagonia, en tres columnas, la del oeste al mando del gobernador de Mendoza general José Félix Aldao, partió el 3 de marzo de 1833 con unos 800 soldados desde el fuerte de San Carlos en el sur de Mendoza. Debía avanzar hasta la confluencia de los ríos Limay y Neuquén en donde se reuniría con la columna del este, pero en septiembre de 1833 regresó por orden de Quiroga luego de que los indios de Yanquetruz mataran a 80 soldados en el Paso de la Balsa sobre el río Salado. La columna del centro al mando del general José Ruiz Huidobro, partió a mediados de febrero de 1833 desde El Morro (San Luis) con unos 1.000 soldados, su objetivo era alcanzar el río Colorado en donde se uniría a la columna del este. Derrotó a Yanquetruz en las Acollaradas el 16 de marzo, pero al llegar a la laguna Trapal (actual provincia de La Pampa) regresó, depués de que Yanquetruz le arrebatara la caballada.
En 1834 Yanquetruz regresó a su territorio e inició una campaña contra San Luis, atacando Achiras el 7 de marzo y luego El Morro y otros sitios. El 8 de octubre de 1834, fuerzas de San Luis y Buenos Aires al mando de Pantaleón Argañaraz derrotaron a Yanquetruz en Pampa del Molle (o del Rosario), muriendo los caciques Colipay, Pulcay, Pichul (hijo de Yanquetruz) Carrané, Pallan y Cutiño.
A su muerte en 1836 lo sucedió el cacique Painé Nürü.

Proximamente: Mariano Rosas

Manuel Baigorria






Manuel Baigorria (n. San Luis, Virreinato del Río de la Plata, 1809 – San Luis, Argentina, 1875), militar argentino, que participó en las guerras civiles de su país, y estuvo largos años refugiado en las tolderías de los indígenas. Llegó a ser considerado un cacique entre los ranqueles.
Era un mestizo de familia humilde, pero que sabía leer y escribir. Muy joven se unió al ejército provincial y fue destinado a la frontera contra los indios.1 Fue nombrado oficial cuando estalló la revolución unitaria de Luis Videla en 1830, en apoyo a la política del general unitario José María Paz. Combatió en la batalla de Oncativo contra Juan Facundo Quiroga y regresó con Videla a San Luis.
Cuando Quiroga regresó, en 1831, formó entre los vencidos en la batalla del río Quinto. Tras varias semanas de esconderse en el monte, los federales se afianzaron en el poder, por lo que se refugió en las tolderías de los indios ranqueles.
Fue recibido por el entonces jefe de la "nación" ranquel, Yanquetruz, que lo adoptó como a un hijo. Participó en varios malones contra las provincias de Córdoba y Buenos Aires desviando los ataques de su propia provincia, y enfrentó la campaña al desierto de 1833 combatiendo en Acollaradas contra el coronel José Ruiz Huidobro. Al parecer, en esa batalla recibió una terrible herida en la cara en forma de surco, que la cruzaba en diagonal. La cicatriz lo acompañó el resto de su vida, y generaba una cierta admiración por su valor y resistencia. Luego de la muerte de Yanquetruz mantuvo cierto poder al mando de la familia de éste, sólo relativamente dependiente del nuevo cacique general, Painé.
En 1840 llevó un malón a su provincia, en apoyo de una revolución unitaria, dirigida por Eufrasio Videla. Lograron tomar el poder, pero sus indios se dedicaron a saquear la región. La reacción del general José Félix Aldao devolvió el poder a los federales, en la persona de Pablo Lucero.
Regresó al desierto, seguido por otros revolucionarios, entre ellos los hermanos Felipe y Juan Saá. Siguió lanzando malones sobre Córdoba, Buenos Aires y Santa Fe y se instaló en el norte de la actual provincia de La Pampa. Sus toldos eran refugio de toda clase de fugitivos. Cuando Saá regresó a San Luis, los indios creyeron que él también los abandonaría. Por eso una esposa india, hermana del toqui Calvaín y fue reconocido como cacique. Llegó a tener tres esposas, una de ellas hija del cacique Ignacio Coliqueo.
Después de la batalla de Caseros fue invitado por el presidente Justo José de Urquiza a visitarlo, y allí lo nombró comandante de toda la frontera con los indios. Fue nombrado comandante de la frontera sur de Córdoba, que incluía San Luis. Avanzó esa frontera algunas leguas hacia el sur, lo que causó nuevos malones, al mando de Mariano Rosas. Logró debilitar a éste aliándose con Coliqueo y dividiendo a los ranqueles al formar una tribu independiente, bajo el mando de su ahijado Baigorrita. En 1856 fue ascendido a coronel.
Peleó en la batalla de Cepeda (1859) del lado de Urquiza. Al año siguiente apoyó al gobernador cordobés Mariano Fragueiro contra los revolucionarios que lo habían derrocado.2 Pero el presidente Santiago Derqui terminó por deponer a Fragueiro, y el vicepresidente Pedernera, su comprovinciano, lo desautorizó.
Derqui lo reemplazó como comandante de la frontera por Juan Saá, su enemigo personal desde que había abandonado las tolderías. Por este cúmulo de razones personales se pasó al enemigo: se trasladó con sus indios y algunos soldados a la provincia de Buenos Aires, y combatió del lado de ésta en la batalla de Pavón.
Formó parte de la división que invadió Cuyo bajo el mando de Ignacio Rivas, y colocó en el gobierno de su provincia a Justo Daract. Tras pasar unos meses en Mendoza, regresó a la frontera sur de Córdoba y San Luis.
Junto al coronel Julio de Vedia dirigió una campaña a Leuvucó, el centro de los ranqueles. Participó en la campaña contra el caudillo federal Chacho Peñaloza y en la batalla de Las Playas, en que éste fue derrotado. Poco después derrotó al caudillo local Puebla en Chaján. En 1867 venció al caudillo federal de Córdoba, Simón Luengo,3 y apoyó la campaña contra Felipe Varela, el último caudillo federal del interior.
Viajó a Buenos Aires a publicarlas, y más tarde regresó a la frontera cordobesa como comandante de la misma, con asiento en la Villa Mercedes, fundada por el coronel José Iseas quince años antes.
A fines de 1873 pasó a la plana mayor de la división del general José Miguel Arredondo, en la que inició en el conocimiento de la frontera al futuro conquistador del desierto y presidente Julio Argentino Roca. Ayudó en la represión de la revolución mitrista de 1874. Murió en San Luis en junio de 1875.

Proximamente: Llanquetruz

miércoles, 18 de abril de 2012

coliqueo


Ignacio Coliqueo o Colikeo (1786 Huincul, Temuco, Chile - 16 de febrero de 1871 Los Toldos, Buenos Aires, Argentina) fue un lonco (cacique) mapuche boroano y coronel del Ejército Argentino que condujo una comunidad desde la Araucanía hasta instalarla en 1861 en la zona que luego se denominaría Los Toldos, en el noroeste de la Provincia de Buenos Aires. Por continuidad, una vez muerto, la comunidad mapuche instalada en Los Toldos fue llamada la tribu de Coliqueo.
"Coliqueo" significa en mapudungun "el que es rubio o rojo". Ignacio Coliqueo de Boroa fue un lonco mapuche que descendía del legendario Caupolicán, el líder indígena que resistió la invasión española. Nació en 1786 en la localidad de Huincul, hoy llamada Almagro, provincia de Temuco.Coliqueo luchó en la Guerra de Arauco en Chile y también contra los gobiernos argentinos, en las primeras décadas luego de la independencia. En cierto momento el lonco Coliqueo comprendió que a largo plazo la Nación Mapuche perdería la guerra contra el "huinca" (hombre blanco) y buscó un acuerdo con los gobernantes argentinos aprovechando las divisiones internas que generaba las guerras civiles. Fue por eso conocido como un indio amigo por los gobernantes argentinos.A principios de 1820 abandonó Boroa y junto con otro boroanos se ubicó en las Salinas Grandes y en 1829 cerca de Masallé en la zona de Carhué, entre los médanos que redondeaban la laguna Epecuén. Coliqueo había salido de Chile con su tribu incentivado por parientes y amigos que ya vivían en las pampas. El 9 de septiembre de 1834 logró escapar a la matanza de los boroanos realizada por Calfucurá en Masallé, refugiándose entre los ranqueles de Yanquetruz en la laguna Pubué, entrando en relaciones con el coronel unitario Manuel Baigorria, quien luego sería su yerno y vivía con los ranqueles.Luego de la Batalla de Caseros en la que fue derrotado Juan Manuel de Rosas el prestigioso lonco Calfucurá convocó a todas las comunidades mapuche a la guerra bajo el lema "la tierra india para los indios". A pesar de haberle aquel ofrecido ser su segundo, Coliqueo rechazó la propuesta y se negó a entrar en guerra con la Argentina, actuando bajo el consejo de su yerno un ex coronel unitario llamado Manuel Baigorria.Coliqueo y Baigorria entraron en negociaciones con Justo José de Urquiza, presidente por entonces de la Confederación Argentina y se sumaron a su ejército combatiendo y venciendo en la Batalla de Cepeda, a cambio del reconocimiento por parte del Estado Argentino, de un sector de tierras para la tribu de Coliqueo.Debido al incumplimiento de lo pactado por parte de Urquiza, Coliqueo buscó un nuevo acuerdo con el general Bartolomé Mitre. Este aceptó y les otorgó el derecho a poseer un territorio. Mitre lo reconoció en 1861 como cacique principal de los indios amigos y coronel del ejército nacional.[1] La tribu de Coliqueo se dirigió primero a Rojas, para luego instalarse provisoriamente en Laguna de Gómez, en Junín, cerca de Lincoln.
Poco después Mitre convocó a los guerreros de Coliqueo a combatir contra Urquiza, participando en la Batalla de Pavón y definiéndola en gran medida a favor de la Provincia de Buenos Aires. El gobierno argentino les otorgó entonces territorios en Arenales, Mar Chiquita, sobre la laguna Mar Chiquita (Junín). Sin embargo, poco después el gobierno volvió a desplazarlos para trasladarlos a la zona de Los Toldos, donde la tierra era de menos calidad y el agua más salada. Las tierras originales de la Comunidad de Coliqueo fueron entregadas a estancieros privados. Coliqueo tenía la misión de defender la frontera entre Mercedes y Bragado.La habilidad de Coliqueo se notó también en su capacidad de obtener el Decreto ley N° 474 del 29 de septiembre de 1866, que constituyó el título legal de las tierras de la comunidad.Art. 1.° Acuérdase al Cacique Coliqueo y su tribu, sin perjuicio de tercero, la propiedad de las dos leguas de tierras que han ocupado hasta la fecha.2.° Ni el citado Cacique, ni su tribu, podrán enajenar ni el todo, ni parte de dichas tierras, hasta después de transcurrido diez años desde la promulgacion de la presente Ley, y esta prévia autorizacion del Gobierno.
Poco después murió, a los 85 años, el 16 de febrero de 1871.
PROXIMAMENTE: Manuel Baigorria.